Trump mantiene la distancia con el G7
El presidente de Estados Unidos declina firmar un manifiesto crítico con Israel y se autodefine como «una persona de aranceles» ante el primer ministro de Canadá
La cumbre del G7 que finaliza este martes en Canadá tenía la misión de evitar una escalada de la tensión entre algunos de sus participantes ... en un escenario ya más que delicado por los múltiples frentes abiertos a nivel global. Sin embargo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a distanciarse de las posiciones comunes del 'club': no mostró intención de firmar una declaración crítica con Israel, lamentó la ausencia de Rusia de este foro y se autodefinió como «una persona de aranceles» ante el primer ministro canadiense, Mark Carney, con quien ha chocado en más de una ocasión por su política comercial.
La jornada arrancó precisamente con una reunión entre ambos líderes en los márgenes de la cumbre. Hace semanas que se intercambian llamadas y mensajes de texto en busca de un clima de entendimiento para resolver la disputa de los aranceles, con el conflicto por el declarado deseo de Trump de convertir a Canadá en el Estado 51 de EE UU como telón de fondo. «Tenemos diferentes conceptos. El mío es un concepto de aranceles. Soy una persona de aranceles», defendió el magnate. «La idea de Mark (Carney) es más compleja pero también muy buena», comentó en lo que sonó a la apertura de una vía para el acuerdo.
El mandatario estadounidense se encargó ante la prensa, eso sí, de evidenciar sus diferencias con la mayoría del G7. La ausencia de Rusia de la cumbre es «un gran error», dijo el mismo día en que el Kremlin afirmaba que Washington había cancelado una reunión bilateral para avanzar en la normalización de sus relaciones diplomáticas. Trump no termina de despejar la incógnita sobre las sanciones a Moscú mientras la Comisión Europea insiste en ello, con propuestas como la encabezada por su presidenta, Ursula von der Leyen, que quiere reducir el precio del petróleo ruso (de 60 a 45 euros por barril) para castigar a su economía.
Volodímir Zelenski le pedirá este martes explicaciones al inquilino de la Casa Blanca después de que su último encuentro, a principios de año, acabara con el líder ucraniano expulsado del Despacho Oval. «Una de las preguntas al presidente Trump durante la reunión será si está listo el paquete de defensa», planteó a la espera del encuentro de este martes en el que espera arrancarle un nuevo compromiso de armamento. Los intentos de poner fin a las guerras en la antigua república soviética y en Gaza han quedado relegados por el nuevo conflicto desatado entre Israel e Irán, al que el magnate emplazó a negociar «antes de que sea demasiado tarde».
El magnate aseguró que la ausencia de Rusia de la cumbre es «un gran error»
Trump, según un informe de CBS News, no tiene intención de firmar una declaración conjunto del G7 sobre la espiral de ataques en la que están envueltos israelíes e iraníes. Keir Starmer, primer ministro británico, expresó su confianza en alcanzar un punto común en la cumbre canadiense sobre la necesidad de desescalar este conflicto. «Lo que debemos hacer hoy es unificar (el consenso) y tener claro cómo se debe producir», comentó. La presencia de EE UU en Oriente Medio es considerablemente mayor a la del Reino Unido o Francia en la región, donde los norteamericanos mantiene una red de al menos 19 instalaciones militares. Teherán ha amenazado a los tres países con represalias por su apoyo a Tel Aviv.
Previsión de «pocos pactos»
El inquilino de la Casa Blanca percibe las relaciones internacionales a través de las personales, que condicionarán la resolución de los temas de interés global expuestos en las reuniones del G7. Cambio climático, inmigración, tráfico de drogas, nuevas tecnologías como la inteligencia artificial, superioridad de la producción china... Pero todas las cuestiones han pasado a un segundo plano ante la urgencia de evitar una desaceleración económica mundial si no se llega a acuerdos comerciales antes del próximo 7 de julio, cuando está previsto que entren en vigor las tarifas impuestas por Trump, quien se muestra cómodo en su posición de inamovilidad al respecto. La prueba es que el Gobierno de EE UU dijo el domingo que espera «pocos pactos comerciales más» en esta cumbre.
Starmer, que alardea de ser el líder extranjero con más influencia sobre Trump, al que ha dedicado numerosos halagos, centró su reunión bilateral en intentar sellar el acuerdo comercial trazado de mayo, que reduce las tarifas sobre vehículos, acero y aluminio a cambio de un mayor acceso a productos estadounidenses. El presidente francés, Emmanuel Macron, presume por su parte de haber tratado al magnate desde hace casi una década y abordó con él no sólo sobre aranceles, sino también sobre las crisis en Oriente Medio y la guerra de Ucrania. Lo hizo tras pasar por Groenlandia y advertir allí de que el territorio «no se puede vender» ni «ser tomado», un doble mensaje que no debió gustar al norteamericano a sabiendas de sus aspiraciones expansionistas.
Entre todos los líderes del G7 no ha duda de que la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, es la más cercana a Trump. Sus esfuerzos para organizar una reunión entre el vicepresidente de EE UU, JD Vance, a quien une una relación de amistad, y Von der Leyen revelan la importancia de su papel en la cumbre que termina este martes en Canadá.
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