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Los asuntos del Papa son los asuntos del Papa, y ya hay una pléyade de pensadores arrimando el ascua papal a su sardina. De lo ... visto, y por no repetir, a Prevost se le ve un Papa con criterio, y he esperado semanas para mandar este artículo que me quemaba en las manos.
Me quemaba porque España, el mundo, son de generalizar y al Papa, en tanto hombre, le va llegando esas chirimías ideológicas que pueblan la ciudad y el mundo. El Papa es el Papa, y un tuit no va a cambiar el designio divino, aunque sí puede paradójicamente, con un tuit, mover como nadie la geopolítica. En las cercanías del Vaticano hay centros de poder para mover, o intentarlo, lo que el Papa puede hacer en tanto Jefe de Estado. No quiero, ni debo, meterme en más profundidades, pero la impresión a estas horas es que se trata de un Papa libérrimo, sabio y de acción, que conoce el Perú como un explorador y que ha estado por estas latitudes. Lo demás, se lo dejo a los vaticanistas de tronío, que son quienes a no mucho faltar publicarán libros al respecto.
Quisiera que estas líneas fueran dirigidas al Santo Padre, que puede que nos lea, para que lleve a cabo su misión con felicidad, proactividad, y fuera de del antiguo Twitter en la medida en que le sea posible. El reto es mayúsculo, pero Prevost es hombre de retos cuando dicen que en el mundo más oscurece. Y precisamente ahí es donde surgen los estadistas. Dicen que la Paloma nunca se equivoca. Esta vez parece que ha hecho pleno. El tiempo será el que juzgue este extremo. Pero me parece que la espiritualidad tendrá que ponerse las botas en lo sucesivo.
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