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La legendaria historia de Bernardo del Carpio, los túneles del castillo, las aguas del Pisuerga, el escudo de Aguilar, la iglesia San Miguel, el Santísimo ... Cristo de los Milagros, las puertas de la villa o el cuérnago fueron algunos de los numerosos temas que trataron el historiador Alberto Corada y el arqueólogo Jesús Torres en la nueva edición de las concurridas 'Charlas Caminadas' que organiza el ayuntamiento aguilarense. Estas visitas gratuitas se adentran en el patrimonio e historia de Aguilar de Campoo. La última, celebrada en la mañana de este sábado 7 de junio llevaba por título 'Del rumor al archivo: mitos e historia de Aguilar de Campoo'.
La cita de los dos profesionales con el público tuvo como punto de partida la Puerta de la Barbacana que da salida al paseo del monasterio al final del cual se halla Santa María la Real, antiguo convento premostratense. Estos monjes promovieron la figura de Bernardo del Carpio, un personaje de leyenda que estuvo basado en personas reales, según explicaron los guías. Comentaron que, según se recoge su supuesta vida en algunos escritos, si fuera cierta su existencia habría vivido más de 120 años, dado que se habla de sus logros, proezas y hazañas en diferentes épocas.
Pero Bernardo del Carpio no forma parte de la historia puesto que es un mito, así como su tumba que aún conserva un ataúd y está situada en una cueva frente al Monasterio de Santa María la Real, ahí se encontraba la desaparecida ermita de San Pedro y San Pablo. «La construcción de la tumba de Bernardo del Carpio constituyó un pionero proyecto de márquetin ideado por los monjes premostratenses en una época de crisis para dar fama, atraer peregrinos y así riqueza al convento», explicó Corada. Por su parte, Torres añadió que no solo se trató de un proyecto de publicidad para potenciar la peregrinación fue «una motivación para la esperanza, lo que ahora se llama resiliencia».
Ambos recordaron que fue tanta la devoción que despertó este legendario personaje que hasta Carlos V, creyendo real su historia, quiso ver su tumba y llevarse su espada cuando visitó Aguilar. Una espada que se encuentra en Madrid y que se ha sabido al analizarla que no tenía entonces los 800 años que el emperador creía al recibirla, sino que fue elaborada en la misma época en la que fue entregada al entonces príncipe Carlos.
Pero, a lo largo de la visita que condujo a los asistentes por varias calles y puntos de la localidad como la Plaza de España, el puente del Portazgo o la puerta de la Tobalina, los guías trataron otros interesantes temas como el referente a la creencia popular sobre la existencia de túneles subterráneos que unen el castillo con el río o el monasterio. «Este es otro mito», resaltaron. Estas leyendas surgen porque en otros castillos sí se construían túneles ya fuera con fines religiosos para contactar con el más allá o para poder llegar al agua, pero en Aguilar es impensable que se pudiera construir un túnel de estas características ya que el pueblo era una auténtica charca y un cenagal. «Siempre ha habido muchas filtraciones de agua, por eso nunca se han podido construir bodegas aquí, es una zona llena de manantiales, fuentes y arroyos», explicaron.
Igualmente, en una parada frente al antiguo palacio de los Marqueses hablaron de su escudo que incluye un águila explayada, y más adelante frente a la iglesia San Miguel aclararon que aunque todavía se la denomina Colegiata ya no lo es, ahora es una iglesia parroquial. «Fue una iglesia con mucho prestigio, tanto como una catedral, pero sin obispo, aunque con poderes eclesiástico enormes», aseguró el Alberto Corada.
También hablaron de otras leyendas relacionada con el Santísimo Cristo de los Milagros que antes se procesionaba del Monasterio hasta la Colegiata. Es un Cristo articulado que los monjes premostratenses se llevaron a Madrid, pero que al poco tiempo por presión de los Marqueses se devolvió a Aguilar y ahora se encuentra en la iglesia San Miguel. Igualmente, descubrieron la importancia de la presencia hebrea en la localidad con la estrella de David tallada en piedra dentro de una vidriera que se puede ver en el muro exterior lateral de la parroquia.
Del mismo modo, hablaron del Pisuerga y de la Cascajera que se llenaba de cascajos de piedra por las inundaciones, de ahí su nombre. También del cuérnago bajo el puente de Portazgo construido hace siglos, 'es medieval, al menos', señalaron y que la familia Fontaneda aprovechó la infraestructura, 'una obra titánica de cauce artificial', para llevar agua al impresionante molino Turruntero ya en desuso que sigue perteneciendo a esta familia, y a otros molinos más abajo. Comentaron que se trata de una zona donde se contabilizaron muchos molinos, llegando a haber 103 en la jurisdicción de Aguilar.
Asimismo, las seis puertas de la villa que aún se conservan actualmente y que han ido cambiando su nombre a lo largo de los años formaron parte de la charla, así como otras puertas de la antigua muralla que han desaparecido y se han encontrado vestigios de su existencia. Y así finalizó una cautivadora charla repleta de seguidores y de curiosidades que otros interesados podrán seguir en nuevas visitas guiadas que ya están programadas para los meses de julio, septiembre y octubre.
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