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Como los vinos blancos de esta región, por su bondad, son muy afamados, los especuladores regionales, mezclando estos vinos, con otros más baratos de La Mancha, Extremadura o Cataluña, consiguen hacer grandes negocios, y desvalorizan la primera materia 'uva'. Para evitar esto, nuestra entidad ha tomado la iniciativa de pedir la DENOMINACIÓN DE ORIGEN DE ESTOS VINOS al amparo de lo dispuesto en el ESTATUTO DEL VINO». Era febrero de 1946 cuando Ubaldo Sanz y Senén Junquera, presidente y gerente, respectivamente, de la cooperativa Agrícola Castellana de La Seca (hoy bodega Cuatro Rayas), después de consultarlo con los socios, enviaban esta carta al vicesecretario provincial de Obras Sindicales de Valladolid. Sabían que era una cuestión crucial para la protección de sus vinos blancos y para la defensa de la subsistencia tanto de la cooperativa como de sus socios. De esta forma, los viticultores lasecanos se convertían en pioneros a la hora reivindicar la Denominación de Origen.
Así se desprende del libro 'Bodega Cuatro Rayas, 1935-2025. Una historia de cooperación y éxito', que conmemora el 90 aniversario la bodega y se presentará el próximo jueves, 22 de mayo, a las seis de la tarde en el Espacio La Granja de la Diputación Provincial. Se trata de un recorrido amplio y documentado desde la creación, el 24 de enero de 1935, de lo que entonces se denominaba Bodega Cooperativa de La Seca, cuya iniciativa se debió, fundamentalmente, al médico de la localidad, Fermín Bedoya Basanta, quien logró aglutinar a las familias viticultoras para beneficiarse del trabajo en común. Se trataba, de hecho, de una de las primeras cooperativas de este tipo en la provincia.
El libro, que también recoge testimonios personales y una amplia muestra de fotografías, incluida la reproducción de documentos muy relevantes para la trayectoria de la bodega, desvela que la de La Seca fue la primera en promover la creación de una Denominación de Origen de los vinos blancos de la zona –que en 1980 cristalizará en la DO Rueda– para evitar que vendedores de otros puntos de España adulterasen los caldos con los suyos propios y los vendiesen como si fueran de la misma calidad. Enrique Berzal de la Rosa, colaborador de este periódico y autor de la obra, indagó en el Archivo Histórico Provincial y descubrió la documentación que acredita esta insistencia de los responsables y socios de Cuatro Rayas desde la década de los 40, sin cejar en su empeño hasta la creación de la DO Rueda.
El libro recoge las sucesivas denominaciones de la bodega hasta la actual de Cuatro Rayas, adoptada en 2019 en referencia al histórico pago de verdejo que une las localidades de La Seca, Rodilana, Medina del Campo y Rueda, así como los principales avances en la elaboración de los caldos, poniendo especial énfasis en los cambios tecnológicos y en las inversiones realizadas, así como en la ampliación del mercado, tanto nacional como internacional. Junto a los nombres de todos los miembros de la directiva y de gerentes, enólogos y socios emblemáticos, el libro se detiene en hitos determinantes como la inauguración, en 1981, de la planta embotelladora, entonces la plataforma más grande y moderna de Castilla y León, la celebración del 75 aniversario, con obsequio incluido a los entonces Príncipes de Asturias, y hoy Reyes de España, de un plantón de la variedad verdejo de 75 años procedente del pago de las Cuatro Rayas, la construcción de las nuevas instalaciones a partir de 2013, la modernización tecnológica, y los retos más actuales, que pasan, entre otros aspectos, por potenciar la investigación y el desarrollo, fomentar la sostenibilidad, la actividad exportadora, la conciliación laboral y el relevo generacional de los socios.
De modo que aquellos 5 millones de kilos de uva que se recogían en 1980 hoy son más de 18, en una bodega que, además, se erige en modelo de trabajo sostenible y en un agente dinamizador de la economía y el empleo no solo de La Seca, sino de los 30 pueblos de las provincias de Valladolid y Segovia que engloba. De hecho, un informe de la Cámara de Comercio de Valladolid, realizado en 2023 y basado en las cuentas de los cinco últimos ejercicios de Cuatro Rayas, estimaba en 33,3 millones de euros el impacto económico total de la actividad de la bodega y en 634 el número de puestos de trabajo generados por la cooperativa.
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José María Díaz | Palencia y Francisco González
Ivia Ugalde, Josemi Benítez e Isabel Toledo
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