
Secciones
Servicios
Destacamos
Tienen sombra, agua cerca y, si se trata de un espacio interior, aire acondicionado también. Son oasis vegetales en la ciudad (treinta parques) y edificios ... municipales (seis centros cívicos y siete de vida activa) donde cobijarse cuando aprieta el calor. Valladolid estrenará este verano una red de refugios climáticos: espacios en los que los vecinos pueden protegerse para evitar las altísimas temperaturas del verano. Y el objetivo es que el listado siga creciendo, con la incorporación de otros espacios públicos (bibliotecas, museos, salas de exposiciones…) o privados (farmacias, centros comerciales, tiendas de barrio). El objetivo de la propuesta es crear una red de lugares donde el ciudadano pueda encontrar un respiro ante las olas de calor.
Valladolid Toma la Palabra, que persigue esta idea desde hace años, presentó una moción en el pleno de julio del año pasado para implantar en Valladolid una relación de refugios climáticos que ya funciona en otras ciudades. Barcelona la adoptó en 2019 y cuenta hoy con más doscientos centros repartidos por toda la ciudad. Bilbao ha habilitado un centenar de cobijos (tanto exteriores como exteriores). Vitoria cuenta con 449 y Málaga también ha impulsado una iniciativa así. Valladolid comienza este verano con 43 puntos y el reto de sumar durante las próximas semanas más.
Las administraciones o particulares que quieran ofrecer sus espacios como refugios climáticos pueden presentar su candidatura en la web www.auva2030.es y los técnicos de la Concejalía de Medio Ambiente analizarán la propuesta y decidirán si incluyen esos espacios en la red.
Los refugios de interior (donde se pueda entrar de forma libre y gratuita) deben contar con climatización, espacios para sentarse y en los que acceder a agua de forma gratuita (con independencia de que dispongan también con máquinas de 'vending'). De momento, en la red vallisoletana se encuentran seis centros cívicos (Delicias, José María Luelmo en Parque Alameda, José Luis Mosquera en Huerta del Rey, Parquesol, Rondilla y Zona Sur, en la plaza Juan de Austria), así como siete centros de vida activa. No están todos los existentes en la ciudad porque los hay que carecen de medidas específicas para mitigar el calor. Sí que se han incorporado los de Delicias-Arca Real, Huerta del Rey, Zona Este y Parquesol (con aire acondicionado en todo el centro), San Juan («con suelo radiante que aporta fresco en verano»), La Victoria (con aire acondicionado en la cafetería) y Delicias, que además de aire acondicionado en la cafetería cuenta con un jardín.
Junto a estos lugares, la red apunta también a treinta parques y zonas verdes en los que hay zonas de sombra, bancos y fuentes. Son desde Las Contiendas al parque de la Paz, desde Las Moreras a Poniente, Ribera de Castilla o la Circular. Por supuesto, el Campo Grande. «La sensación térmica en estos espacios suele estar entre tres y cuatro grados por debajo de lo habitual», asegura Alejandro Garcia Pellitero, concejal de Medio Ambiente.
Noticias relacionadas
Contar con un parque cerca es una de las medidas efectivas con las que hacer frente a las islas de calor, un fenómeno de sobrecalentamiento de las ciudades que hace que las altas temperaturas se vuelvan todavía más insufribles. «Materiales como el asfalto, el hormigón y el ladrillo absorben la radiación y retienen calor durante el día y lo liberan lentamente por la noche, evitando que se regule la temperatura», explica Iván Ramos, doctor en Conservación y Uso Sostenible de Sistemas Forestales, en un artículo para el centro tecnológico Cartif, en Boecillo. Ramos recuerda que el problema se acentúa «cuando la vegetación urbana es reducida o escasa» y se producen emisiones vinculadas con los vehículos y sistemas de climatización. También incluye la orientación de las calles (si facilita o dificulta la circulación del aire) y desde la consultora Geocyl añaden otro criterio, relacionado con el diseño constructivo de los barrios.
Las zonas con alta densidad de población y mala calidad en los materiales de construcción son más vulnerables a los efectos vinculados con las altas temperaturas. Un informe de Geocyl, enmarcado en el proyecto europeo Ciudades Verdes Cencyl, concluye que Batallas, Vadillos, Caño Argales, la zona este de Huerta del Rey, Reyes Católicos, Delicias Canterac, Cuatro de Marzo y La Rubia son zonas donde se sufren de forma más intensa las olas de calor. Se trata de distritos donde o bien no tienen grandes espacios verdes cerca o bien cuentan con viviendas mal aisladas o que no cuentan con sistemas de refrigeración.
De hecho, disponer de un sistema de climatización contra las altas temperaturas es, de momento, minoritario en Valladolid. La cifra de hogares con aire acondicionado en la provincia ha crecido en los últimos, pero de momento se queda en el 13,9%, de acuerdo con el estudio más reciente del Ministerio de Transportes. Esto contrasta, por ejemplo, con el 87,9% de viviendas sevillanas que cuentan con este tipo de climatización.
El problema es que «las olas de calor y frío extremo son cada vez más frecuentes y severas», como recuerda el Ayuntamiento en el folleto con el que este año ha presentado su red de refugios climáticos. El Ministerio de Sanidad presentó la semana pasada la actualización anual del plan nacional de actuaciones preventivas de los efectos del exceso de temperaturas sobre la salud. En él, se fijan los umbrales de riesgo a partir de los cuales se deben poner en marcha mecanismos que alerten del incremento de mortalidad atribuible al calor.
Estos límites varían en función de la provincia y para Valladolid se ha establecido en 36 grados. A partir de ahí (sobre todo si se encadenan varias jornadas en una ola de calor) la cosa se complica. El verano pasado, Valladolid superó en 16 ocasiones esa barrera de los 36 grados (entre el 5 de julio, el primer día que se rebasó esa temperatura, y el 12 de agosto). En ese periodo, hubo además dos episodios extremos, entre el 23 y el 28 de julio y entre el 8 y 11 de agosto, con la máxima del verano en 39,2 grados (el 10 de agosto).
Esos 16 días de sofocón están lejos de los 29 que se anotaron en 2022, un año en el que Valladolid registró 157 muertes (por millón de habitantes) atribuibles al calor. El verano pasado fueron 136, de acuerdo con el estudio elaborado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), que cifró en 8.352 el número de decesos registrados en toda España vinculados con las altas temperaturas. En el caso de Valladolid, serían 68 (78 en 2022). Aquí no se incluyen los golpes de calor, sino las enfermedades desencadenadas o agravadas por el mercurio disparado, en su mayoría pacientes crónicos y ancianos que ven cómo las altas temperaturas complican su situación (hipertensión, trastornos metabólicos o seniles). «Una temperatura muy elevada produce pérdida de agua y electrolitos que son necesarios para el normal funcionamiento de los distintos órganos», resume el plan del Ministerio de Sanidad, donde se recuerda que «el impacto de la exposición a altas temperaturas está influido por el envejecimiento fisiológico y las enfermedades subyacentes. Normalmente, un individuo sano tolera una variación de su temperatura interna de aproximadamente tres grados, sin que sus condiciones físicas y mentales se alteren de forma importante. A partir de los 37 grados, se produce una reacción fisiológica de defensa. Las personas mayores y los menores son más sensibles a estos cambios de temperatura», resume.
Ese mismo informe de ISGlobal que cifra la tasa de muertes por calor en 136 por millón en 2023 (no hay datos aún para 2024) dice que la situación se agrava por las islas de calor, esos espacios con exceso de hormigón y escasez de árboles. El estudio analiza la situación en nueve urbes españolas (no está incluida Valladolid, pero sí Madrid, Barcelona, Valencia, Málaga, Sevilla, Palma de Mallorca, Murcia, Bilbao y Alicante) y concluye que estas calderas urbanas (donde hay entre un grado y un grado y medio más que en los barrios de la periferia) agravan la situación. De ahí la importancia de acciones para combatir los efectos del exceso de calor en las ciudades.
«Esta red de refugios climáticos es un primer paso, pero lo llevado a cabo hasta el momento está muy lejos de lo que pedíamos en la moción y de la propia enmienda presentada en su día por el PP», asegura Rocío Anguita, concejala de Toma la Palabra, quien subraya otras acciones que se deberían llevar a cabo «ante unas olas de calor cada vez más frecuentes y extremas». Así, desde su formación reclaman la elaboración de un mapa que identifique esas islas de calor en Valladolid, donde las temperaturas se mantienen más elevadas por carecer de zonas verdes cerca o por exceso de cemento y urbanización. También reclama un estudio sobre los caminos de sombra y la elaboración de un plan de emergencia que fije las acciones que los servicios municipales deben adoptar ante episodios de altas temperaturas. Respecto a la red de refugios climáticos, recuerda que no están incluidos todos los centros cívicos y de mayores porque los hay que todavía carecen de aire acondicionado y medidas para paliar el calor durante el verano. «Es un buen comienzo, pero claramente insuficiente», resume Anguita.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.