Así era el «inviable» túnel de Segovia con aparcamientos y apeaderos para autobuses

Desde los años 80 del siglo pasado, la movilidad en la ciudad de Segovia ha sido un quebradero de cabeza para gobernantes y vecinos que ha ido a más con el paso del tiempo ante el aumento del parque automovilístico y la cada vez mayor llegada de turistas. En las últimas décadas se han adoptado medidas como la prohibición de circular bajo los arcos del Acueducto, la peatonalización de arterias como la avenida del Acueducto o la futura implantación de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), pero el carácter medieval del recinto amurallado de Segovia sigue condicionando la circulación.

Por ello, el ingeniero José Luis Salcedo planteó hace ya casi cuarenta años una propuesta que esta semana ha rescatado la Comisión de Movilidad de la Federación Empresarial Segoviana (Fes): la construcción de un túnel bajo el casco antiguo de la ciudad. La idea no es nueva y lleva años en el cajón del Ayuntamiento, el lugar del que parece que no saldrá ni a corto ni a medio plazo. De hecho, el concejal de Urbanismo, Alejandro González-Salamanca, se ha encargado esta misma semana de calificar como «absolutamente inviable» su ejecución.

El túnel propuesto por Salcedo tendría uno de sus accesos junto al puente de Sancti Spíritus, en la parte oeste de la ciudad, en el barrio de San Millán. La otra boca estaría en la zona del paseo de Santo Domingo de Guzmán, junto al campus de IE University en el convento de Santa Cruz de la Real. Los cálculos del ingeniero hablaban de un túnel de unos 450 metros de longitud con un trazado que permitiría atravesar Segovia por debajo, conectando dos vías transversales de la ciudad –la Cuesta de los Hoyos y el paseo de Santo Domingo– sin necesidad de cruzar el casco urbano ni aproximarse a monumentos como el Acueducto. Al menos esa era la idea.

Según sus promotores, el túnel tendría las dimensiones suficientes para el paso de todo tipo de vehículos, incluidos autobuses urbanos e interurbanos. Además, incorporaría sistemas de ventilación forzada, evacuación de aguas, alumbrado, hidrantes y pasos peatonales protegidos en ambos márgenes.

Pero la idea de Salcedo iba mucho más allá de una vía bajo tierra que ayudase a descongesionar el tráfico. Su planteamiento incluía un conjunto de infraestructuras asociadas destinadas a reorganizar por completo el acceso al casco antiguo y con las que quería resolver algunos de los problemas que casi cuatro décadas más tarde sigue sufriendo la ciudad.

En primer lugar, ponía sobre la mesa la posibilidad de construir aparcamientos subterráneos a ambos lados del túnel. A través de galerías, calculaba que podrían estacionar hasta 400 vehículos.

El túnel no solo serviría para cruzar el casco antiguo en coche. También tendría salidas peatonales verticales, a través de ascensores y escaleras que conectarían el corredor con diversos puntos clave de la ciudad como la Plaza Mayor, la plaza del Conde Alpuente o la calle Herrería. Así los peatones no tendrían que callejear por la superficie.

En tercer lugar, Salcedo proponía aprovechar el subsuelo para construir apeaderos de autobuses, permitiendo que los pasajeros tanto de las líneas regulares como los que transportan turistas pudieran acceder directamente al centro sin colapsar la ciudad histórica, tal y como ocurre en la actualidad en la parte alta de Vía Roma.

Por último, su proyecto también contemplaba una zona comercial que aprovecharía parte del espacio subterráneo para pequeñas tiendas.

Salcedo ya era consciente cuando presentó el proyecto de los obstáculos a los que se enfrentaba, siendo uno de los de mayor envergadura el coste económico. Sin ninguna estimación de su coste en 2025, la ejecución de una infraestructura de estas características costaría decenas de millones de euros, cifras inasumibles para una administración como el Ayuntamiento de la ciudad.

Además, el túnel también fue objeto de críticas paisajísticas y ecológicas. La construcción afectaría a zonas verdes emblemáticas como el Salón, aunque Salcedo defendió que su impacto sería mucho menor que el que se presupone al aparcamiento de Los Tilos, del que ya se hablaba en aquel momento y que el actual gobierno municipal quiere ejecutar en los próximos años.

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