Los primeros vallisoletanos que hicieron «patria» en Madrid

Hace 93 años nacía el antecedente más remoto, pero a la vez más duradero, de la actual Casa de Valladolid en Madrid, creada, según las palabras de sus propios anfitriones, para «agregar a cuantos naturales de la hermosa provincia castellana residen en la capital de España». Las Casas Regionales fueron surgiendo a finales del siglo XIX como medio de fomentar el asociacionismo y hacer «patria chica» allí donde se encontrasen, promocionando la cultura y las costumbres de la provincia correspondiente y organizando excursiones, festejos y actividades culturales. Aunque los vallisoletanos residentes en Madrid tardaron algo más, finalmente lograron forjar una casa regional que durante cuatro años realizó diversas actividades y de la que casi nada se sabía hasta ahora.

La noticia apareció publicada en octubre de 1932: cerca de un centenar de hombres y mujeres, naturales de la provincia vallisoletana, habían decidido crear su propia asociación en Madrid al igual que habían hecho los oriundos de otras provincias españolas, comenzando por Almería (1871) y Asturias (1881). Impulsado a través de una comisión gestora encabezada por el conocido comerciante ferretero, y concejal republicano, Eleuterio Saornil, a quien acompañaban Patricio Olmedo, Félix Lucas Barajas, Matías Molpeceres, Zósimo Arroyo, Eloy Álvarez de Castro, Isidro López, Víctor Izquierdo y Fausto Bazaco Rodríguez, el Círculo Vallisoletano en Madrid, como se denominó aquella fórmula asociativa, quedó plenamente conformado el 15 de noviembre de ese mismo año, con el objetivo, como se decía entonces, de «defender la patria chica».

La Junta general extraordinaria celebrada al mes siguiente aprobó una cuota de veinticinco pesetas para la adquisición de un local adecuado, pues el que tenían entonces, en el número 174 de la calle Fuencarral, era bastante deficiente. Más adelante crearán el Cuadro Artístico y las secciones juvenil, femenina, de deportes y festejos. En febrero de 1933 se designó una nueva directiva, encabezada por el industrial Heliodoro Tabarés, y el Círculo trasladó su sede a la Avenida Pi y Margall, número 5. A Tabarés le acompañaban Eloy Álvarez de Castro (vicepresidente), Mariano Torres Treviño (secretario), Antolín López de Castro (vicesecretario), Félix Lucas Barajas (tesorero), Fausto Bazaco Rodríguez (contador), Luisa Cuesta Gutiérrez (bibliotecaria) y los vocales Patricio Olmedo, Teodoro Revuelta, Indalecio Alonso García, Hilario Rodríguez y Luis Martín Calvo. Cuatro meses después estrenaban local en el número 17 de la calle Espoz y Mina, inaugurado oficialmente en enero de 1934 en un acto que contó con una densa conferencia de Francisco de Cossío sobre Valladolid, y se incorporaban a la directiva Jerónimo del Caño, Donoso Cea y Teodomiro Morales como nuevos tesorero, contador y bibliotecario respectivamente. También se sumaron como vocales José Mena Burgos, Nazario Baticón, Recaredo Fernández de Velasco y Santiago Muñoz.

Ya entonces habían realizado numerosas actividades con buen impacto social, como los famosos bailes de máscaras celebrados los días de carnaval en diferentes hoteles y salas de fiestas de la ciudad, becerradas y corridas de toros, el baile en honor a Miss Castilla la Vieja (Rosita Díez Hernández) y Miss Hispano-América (María del Carmel Carrasco), ambas de Valladolid, en mayo de 1934, el organizado en abril del año anterior junto con Miss Argentina, también oriunda de Valladolid, en el Hotel Nacional, excursiones como la organizada al Monasterio del Paular en agosto de 1934, la participación destacada en la Exposición Regional de Productos de la Tierra y Derivados (septiembre de 1935), y, sobre todo, el homenaje a José Zorrilla, celebrado el 27 de abril de 1933 en el teatro Español, cuyo director artístico no era otro que Cipriano Rivas Cheriff, cuñado de Manuel Azaña. Junto al cuarteto del maestro Cipriano del Campo, inspirado en el poema 'El Cristo de la Vega', Margarita Xirgú y Enrique Borras interpretaron el cuarto acto del 'Tenorio' y Anita Marcos, Carmen Ruiz Moragas, Carmen Oliver Cobeña y González Marín protagonizaron un «Concierto de poesías». El éxito fue enorme.

Presidido desde mediados de 1935 por el conocido abogado Emilio Jesús Villalba Pérez, el Círculo Vallisoletano, que llegó a contar con cerca de 400 socios (reducidos a 250 en 1936), trasladó su sede al número 9 de la calle Preciados y siguió dinamizando la sociabilidad de sus paisanos en Madrid con nuevos bailes a cargo de sus secciones femenina y juvenil y promoviendo, entre otras actividades, celebraciones en los últimos días del año y en la fiesta de los Reyes Magos; veladas teatrales como la celebrada en abril de 1935, en el teatro Rosales, con la representación de la farsa cómica «Para ti es el mundo» de Carlos Arniches; acciones conjuntas con otras casas regionales en homenaje a sus respectivas «misses»; y una «fiesta familiar» en el Metropolitano con motivo de su tercer aniversario. La participación, en mayo de 1936, en la fiesta organizada en el Metropolitano por la revista «La Voz Regional» para la elección de «Miss Regiones de España» fue su última actividad destacada antes de que el estallido de la Guerra Civil truncase su trayectoria. En esos momentos presidía el Círculo Vallisoletano Ernesto Martín Luengo.

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