Las niñas víctimas de las presuntas agresiones sexuales de un religioso segoviano ratifican su versión ante la jueza

Las dos primeras víctimas que comparecieron ante la juez instructora que investiga el caso relataron que el sacerdote segoviano las llevaba a un «lugar secreto» dentro del colegio sin cámaras de seguridad y allí se producían los abusos. Una de las niñas afirmó que, cuando no pudo soportarlo más, se lo contó a sus padres pese a las amenazas de Marcelino.

Las declaraciones se realizaron en una cámara Gesell, un espacio adaptado para que las menores puedan testificar en un entorno seguro y sin revivir el trauma. El abogado de las familias, José Ignacio Fúster-Fabra, describió ante los medios de comunicación que las declaraciones habían sido «muy duras y largas» y puso en valor la valentía de las menores al relatar los hechos ante la jueza con la misma contundencia y sin entrar en contradicciones con sus primeras declaraciones de lo ocurrido, cuando se destapó el escándalo hace ya tres meses.

Además de las menores, sus padres también han declarado ante la jueza y han reconocido sus miedos y preocupaciones sobre el impacto de los abusos en sus hijas. Según los progenitores, el sacerdote amenazaba a las niñas diciendo que si contaban algo sus padres morirían. También criticaron al centro educativo por no actuar ante «las señales de alerta» y por permitir que Marcelino A., quien previamente había sido expulsado de otro colegio de los Legionarios de Cristo por quejas similares, continuara en contacto con menores. De hecho, y según informa la agencia Efe, al menos una de las familias afectadas ha pedido que también se impute al exdirector del colegio -dimitió cuando se conoció el escándalo- y a otras dos profesoras por no haber actuado a tiempo.

En un primer informe policial, las niñas denunciantes aseguraron que el sacerdote segoviano realizaba tocamientos directos en la vagina y les hacia bajar sus pantalones y su ropa interior parcialmente. Si se negaban, él lo hacía «con cierta agresividad».

La jueza que se ha hecho cargo de la investigación de las denuncias contra Marcelino, tras su detención el pasado 6 de marzo, decretó su puesta en libertad con la prohibición de acercarse a menos de 500 metros de las menores denunciantes y del colegio de La Moraleja en el que presuntamente ocurrieron los hechos. Además, también tuvo que entregar su pasaporte y tiene prohibido salir de España y realizar cualquier actividad que implique contacto regular y directo con menores de edad.

Marcelino A., nacido en Segovia hace 57 años, nunca ha ejercido en la provincia, tal y como señaló la diócesis el pasado mes de marzo. Según ha podido saber El Norte, el excapellán del colegio Highlands El Encinar está viviendo en la ciudad de Segovia desde que se produjeron las denuncias hace tres meses.